El románico
de los templos segovianos, levantados entre los siglos XII y XIII, nos habla de
la importancia económica, agrícola y ganadera en un primer momento, que
adquirieron estos territorios a medida que la línea fronteriza entre
castellanos y musulmanes se iba desplazando hacia el Sur. Tendrían que ver en
ello los numerosos favores concedidos por los monarcas, la peculiar situación
estratégica de la ciudad, las facilidades dadas para la repoblación del
territorio y el ser la cabeza de una dilatada Comunidad de Villa y Tierra que
incluso se extendía al otro lado de la Sierra de Guadarrama. En la actualidad,
y a pesar de que no es desdeñable el volumen de lo desaparecido, el número conservado
de templos erigidos en esta capital castellana durante esta época supera la
veintena. En ellos destaca un elemento que les confiere una especial
singularidad respecto a los levantados en otros puntos de la geografía española
y europea: se trata de las galerías porticadas, que desde Segovia irradiarán
hacia otros puntos de las actuales provincias de Guadalajara, Soria o Burgos.
De entre las iglesias más conocidas de Segovia, en este primer artículo
dedicado a ellas he querido destacar estas cuatro: San Martín, San Millán, San
Esteban y San Justo.
IGLESIA DE
SAN MARTÍN
Enclavada
en un espacio urbano privilegiado, hacia la mitad de la calle que, a modo de
espina dorsal atraviesa el centro histórico de Segovia, la iglesia parroquial
de San Martín, rodeada de palacios que nos hablan de la bonanza que esta
pequeña capital castellana alcanzó gracias al comercio y la ganadería, supone
uno de los ejemplos más destacados del llamado "Románico segoviano",
caracterizado fundamentalmente por las arquerías que rodean las fachadas,
siendo éste el único caso en el que pueden observarse tres de sus flancos
protegidos por éstas.
Ábside lateral derecho |
Levantada
en origen a finales del siglo XI o principios del siguiente, el edificio se
componía de tres naves divididas en tres tramos, con otros tantos ábsides en la
cabecera. A mediados del XII tendría lugar la primera gran ampliación, con la
adición de un transepto (no definido en planta, rematado por cimborrio apeado
sobre trompas) y presbiterio tripartito, con tres ábsides escalonados, hacia el
este. También dentro de esta operación se levantaría la torre sobre el segundo
tramo de la nave central, para lo cual sería necesario reforzar la primitiva
estructura de pilares y cambiar el sistema de bóvedas. Este campanario,
ejecutado en ladrillo a fin de hacerlo más ligero, se divide en tres tramos, de
los cuales los inferiores están perforados en sus caras por parejas de arcos de
medio punto, rehundidos, incorporando una columna pétrea entre ellos.
Galería del flanco sur |
Al
exterior, a pesar de la curiosa distribución de formas y elementos de los
ábsides, con galerías ciegas sobre las que apoya otro nivel de estrechas
ventanas bajo orla de taqueado jaqués, lo que verdaderamente llama la atención
son las tres galerías porticadas. De ellas, la orientada al mediodía, a pesar
de las restauraciones un tanto abusivas del siglo XIX, es la más destacada:
cuenta con trece arcos de medio punto sobre capiteles historiados con toda una
suerte de animales entre reales y fantásticos apean sobre parejas de
columnillas cilíndricas.
La galería
norte, debido a su orientación y a la naturaleza de la piedra con la que fue
construida, es la más deteriorada, si bien todavía puede adivinarse entre la
decoración de sus capiteles un profundo sentido catequético apoyado en los ciclos
de la Natividad y la Pasión de Cristo combinados con escenas más cotidianas
como una lucha entre guerreros.
Portada principal. |
Por último,
la galería de los pies, al oeste, flanquea el pórtico que cobija la excepcional
portada de seis arquivoltas (lisas y aboceladas dispuestas de forma alterna,
con decoración vegetal y geométrica). Este pórtico es un rotundo volumen de
sillería que avanza respecto a los corredores laterales y que en su frente
muestra un gran hueco de medio punto, con cuatro arquivoltas orladas con
círculos secantes y lazos. De ellas, la segunda y la cuarta son aboceladas, y
apoyan sobre capiteles que incorporan motivos zoomorfos, a su vez sostenidos
por figuras humanas de gran hieratismo dispuestas a modo de columnas.
IGLESIA DE SAN MILLÁN
Unos novecientos años son
los que contemplan a esta iglesia de San Millán, los mismos desde que el rey
aragonés Alfonso I el Batallador casó con la reina leonesa Doña Urraca (según
se contaba en la época se llevaron mal no, peor, por cierto). Quizá por eso San
Millán repite en planta la disposición de la catedral de Jaca, a la sazón
capital aragonesa: Tres naves en cinco tramos para tres ábsides (más otro
agregado después, que alberga la sacristía), transepto y cimborrio con pares de
nervios, de inspiración califal, sobre trompas. La torre parece pertenecer a un
edificio de culto anterior, tal vez del siglo X, si bien el chapitel es barroco,
como prácticamente todos los que podemos encontrar en los templos segovianos. Dos
galerías porticadas protegiendo los accesos completan el conjunto, con la
función evidentemente práctica de
socialización entre la feligresía antes y después de misa a resguardo de
los caprichos del clima. Fueron añadidas después de la construcción de las
naves y, de ellas, la meridional es la más antigua y la de mayor riqueza
decorativa (motivos zoomorfos y vegetales, así como escenas de la Natividad) y
mejor calidad de talla en sus capiteles.
Galería meridional |
Su aspecto interior es
grandioso debido a su profundidad y altura, alcanzando proporciones
catedralicias, y la distribución de sus espacios y sus programas decorativos
serían una referencia muy repetida en los edificios de culto levantados
posteriormente en la zona.
Interior. Nave central. |
IGLESIA DE SAN ESTEBAN
De la iglesia de San Esteban,
en el corazón de Segovia, no podemos decir que sea románica, puesto que un incendio
la dejó notablemente perjudicada en el siglo XVIII y decidieron aprovechar para
renovar sus naves con los nuevos criterios tanto espaciales como decorativos
por entonces en boga, en parte condicionados por las necesidades del culto.
Galería de los pies |
Galería sur |
Afortunadamente
se mantuvieron dos de los elementos que aportan carácter al templo y le
confieren un aspecto muy reconocible: Por una parte su magnífica galería
porticada, dispuesta en los flancos meridional y occidental y por otro lado el esbelto
campanario del siglo XII, de seis cuerpos y 56 metros de altura, enriquecido
con arcosolios y vanos de medio punto con profusión de arquivoltas y capiteles
de iconografía principalmente zoomorfa.
IGLESIA DE
SAN JUSTO
La iglesia de los Santos
Justo y Pastor es, paradójicamente, un edificio poco visitado a pesar de
situarse en uno de los arrabales más próximos al acueducto, si bien fuera del
recinto amurallado. Pero lo cierto es que este templo románico del siglo XII
atesora uno de los ciclos pictóricos más valiosos de este estilo en España,
habida cuenta de lo poco que ha llegado a nuestros días.
Su arquitectura original,
por contra, es bastante sencilla y austera. De nave única y ábside
semicircular, con escaso alzado, su fábrica se compone de muros de mampostería
con verdugadas de ladrillo, lo que denota una gran economía de medios puesta al
servicio de la funcionalidad. No es el caso de su sólida torre, que presenta
mayor solidez y consta de tres cuerpos, de los cuales los dos últimos
(excepción hecha del añadido superior) se encuentran labrados en sillería. Con
un esquema similar en ambos niveles, a los paramentos se abren pares de huecos
en medio punto (cegados los inferiores), con arquivoltas y columnas adosadas,
en cuyos capiteles pueden vislumbrarse, a pesar de la erosión que produce el
paso del tiempo, las imágenes típicas de los programas segovianos, con escenas
que representan combates y un bestiario muy variado.
En próximos
artículos trataremos de otras menos conocidas, pero igualmente importantes
dentro de un recorrido completo por el románico de la ciudad de Segovia. Si os
ha gustado, os espero en la próxima.