lunes, 30 de septiembre de 2019

Castillos: Vida en las alturas.



Castillo de Belmonte. Originario del siglo XV, con importantes reformas del XIX.


Castilla, como su propio nombre indica, es "Tierra de Castillos". Asentados sobre elevaciones del terreno que permitían gozar de extensas panorámicas sobre las amplias llanuras de La Mancha, estos colosos ocuparon los emplazamientos de antiguos castros prerromanos en la mayoría de los casos, mostrando en la actualidad algunos vestigios de su función como alcazabas musulmanas, si bien el aspecto que ha llegado hasta nosotros se corresponde con las reformas y adaptaciones llevadas a cabo ya por el poder cristiano, que consiguió asegurar definitivamente estos territorios para su causa tras la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), saldada con la victoria coaligada de las tropas castellanas, aragonesas y navarras frente al ejército almohade. Serían las Órdenes Militares (como en el caso de Consuegra) y los señores feudales (el Marqués de Villena en Alarcón o Garcimuñoz) quienes adaptarían las fortalezas a sus necesidades: la de Belmonte es la que mejor recoge estas transformaciones, puesto que se levanta de nueva planta en los albores de la Edad Moderna e incorpora defensas artilleras ya a finales del XV, llegando a ser reformado en el XIX adaptando sus dependencias palaciegas interiores al gusto de la emperatriz francesa Eugenia de Montijo, por entonces su propietaria. En este artículo trazaremos un somero recorrido por algunas de ellas.


ALARCÓN: Sobre el cañón del Júcar.

Inexpugnable es, ciertamente, este Castillo de Alarcón, o al menos lo fue, ya que Fernán Martínez de Ceballos consiguió tomarlo, tras nueve meses de asedio, el día de San Andrés de 1184, ganando esta fortaleza de origen emiral para la causa castellana que encabezaba su rey Alfonso VIII.



El Júcar forma profundos cortados y cañones en las Manchuelas conquense y albaceteña, y en un meandro de la primera se localiza este castillo, de tres recintos amurallados, el exterior de los cuales rodea además la histórica Villa, muy vinculada a los Marqueses de Villena desde que a principios del siglo XIV Don Juan Manuel la recibiese de manos de Fernando IV. Se completa la fortaleza, además, con cinco torres de vigilancia estratégicamente situadas en los páramos próximos.



A mitad del siglo pasado, el castillo acusaba los estragos propios de varios siglos de abandono. Tras ser expropiado por el Gobierno y convenientemente acondicionado, fue reabierto como Parador en 1966. 


BELMONTE: El Palacio de los Villena y el retiro de la Emperatriz.





Castillo levantado por Juan Pacheco, Marqués de Villena, en la segunda mitad del siglo XV. Para ello contó con uno de los mejores maestros de la época, Hanequín de Bruselas, si bien pudo ser finalizado por Juan Guas. Abandonado a principios del siglo XIX, será restaurado por indicación de Eugenia de Montijo y tras ello tendría diversos usos, desde vivienda a cárcel de partido, pasando por monasterio dominico. Desde 1931 goza de la categoría de Monumento Histórico Artístico (hoy día BIC). Ha servido como localización de diversas películas de recreación histórica, siendo posible efectuar en la actualidad una más que recomendable visita turística.




CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: Control de rutas comerciales.

A 915 metros de altitud sobre el nivel del mar, y en un punto estratégico al borde de La Mancha conquense donde poco más abajo se juntan las vías de comunicación que desde Alicante y Valencia suben hasta el centro de la península, se erige Castillo de Garcimuñoz, pequeña localidad de 150 habitantes que debe su nombre a su construcción más ilustre, la fortaleza que lo corona.



Es éste un castillo peculiar, puesto que en una de sus alas aloja a la parroquia de San Juan Bautista, templo del siglo XVII cuyo campanario se sobrepone a uno de los cubos que defienden los ángulos del edificio. Actualmente, nada queda de las estancias palaciegas mandadas levantar a mediados del XV por Juan Pacheco, Marqués de Villena, salvo los muros perimetrales y la portada flamígera de acceso. En los últimos años ha sido objeto de excavaciones arqueológicas y de un controvertido proyecto de puesta en valor para atraer las visitas turísticas.


PUEBLA DE ALMENARA: Avanzadilla manchega de los Mendoza.

Castillos conquenses... Uclés, Belmonte, Garcimuñoz, Alarcón... sin embargo este castillo de la Puebla de Almenara, quizá sea mucho menos conocido por algunas razones particulares que se me ocurren: lo lejos que queda de rutas principales y lo avanzado de su estado de deterioro.



Y como casi siempre, mucha historia guarda entre las piedras que componen sus tres recintos: aunque data en su forma actual del siglo XIV, se sabe que los Caballeros de la Orden de Santiago tomaron hacia 1177 la primitiva atalaya musulmana dispuesta en esta estratégica elevación. Ya en 1332, don Juan Manuel daría carta puebla al territorio y se levantaría el edificio actual, más tarde propiedad de los todopoderosos Mendoza: primero perteneció al famoso cardenal, y más tarde a la no menos conocida princesa de Éboli, doña Ana de Mendoza y de la Cerda.

En los siglos posteriores su ruina sería progresiva hasta ser incluido en la Lista Roja del Patrimonio, a pesar de estar "protegido" como Bien de Interés Cultural desde el 22 de abril de 1949, fecha en la que se declaran de forma genérica como tal todos "los castillos españoles", decreto amparado por la posterior Ley 16/85 de Patrimonio Histórico Español.


CONSUEGRA: Fortaleza orientada a los cuatro vientos.

Tanto molino, tanto molino y sin embargo apenas nadie habla de él, el gigante pétreo dorado al sol, el Castillo de la Muela, que ya ocupaba una de las estribaciones del Cerro Calderico mucho antes de que los molinos le dieran fama y atrajeran hordas de visitantes seducidos por su poder de evocación literaria.



Este castillo tiene Historia a sus espaldas, o mejor dicho entre sus muros. Después de un primitivo asentamiento carpetano, la ciudad romana de Consaburum se asentó en sus faldas aunque la primera fortaleza dataría ya de época califal, allá por el siglo X. No obstante, el aspecto que hoy nos muestra no va más allá del XII, época en la que es definitivamente ganado para la causa cristiana y cedido por Alfonso VII a la Orden de San Juan de Jerusalén que lo convertiría en el centro del Gran Priorato de Castilla y León en La Mancha donde se conservaría su archivo hasta la ocupación francesa. Vendido en 1851 por el Estado tras la desamortización de los bienes eclesiásticos, no sería hasta mediados del pasado siglo XX cuando se adquiere por el Ayuntamiento. Ha venido siendo restaurado en sucesivas campañas desde 1985 por la Escuela Taller de Consuegra.

El Castillo de la Muela comparte espacio con molinos como éste.



BARCIENCE: El palacio con apariencia de castillo.

Acabamos este artículo con una fotografía del castillo situado en la localidad toledana de Barcience. Emplazado sobre un cerro arbolado que domina la población y los territorios circundantes, esta fortaleza se edificó en la segunda mitad del siglo XV, promovida su construcción por Juan de Silva y siendo dotado de guarnición y artillería poco después, pese a que siempre funcionó como residencia y sin jugar papel defensivo alguno. Propiedad de las casas del Infantado, Osuna y Pastrana después, serían estos últimos duques quienes lo legarían al Papa León XIII, vendiéndolo éste, junto con todas sus tierras, a un particular.


El castillo posee planta sensiblemente cuadrada. El acceso se encuentra en el flanco norte, contando con foso y puente, y dos garitones, todavía conservados, a los lados. En una de las torres campean las armas de los Silva, un enorme león rampante, mientras que en la cara opuesta del edificio dos cubos cilíndricos defienden las esquinas. Las dependencias palaciegas del interior se han perdido en su práctica totalidad.

Por supuesto, no están todos los que son, pero los guardaremos para siguientes entregas. Si os ha gustado, por mi parte os espero en la próxima.