viernes, 9 de agosto de 2013

La Rotonda.

Hacia el km. 6 de la antigua carretera entre Alicante y El Campello por la Playa de San Juan (A-190), se halla enclavada la Urbanización La Rotonda, sobre una parcela de unos 14.000 m2 delimitada por las actuales calles de Nápoles y Sicilia y las Avenidas de Cataluña y Costa Blanca.

Postal de época (ca. 1970) de la Playa de San Juan.

Urbanización La Rotonda en una postal de época vista desde la
confluencia de las calles Sicilia y Nápoles.

Su promotor, D. Enrique Penedo, encargó el diseño de la misma al arquitecto de origen catalán D. Juan Guardiola Gaya (Reus 1927, t. 1957, Alicante 2005), establecido desde 1959 en Alicante, hasta donde había ido para llevar a cabo la redacción del Proyecto de Urbanización del primer polígono de la Playa de San Juan, rescatando en cierto modo aquella idea aparcada tras la Guerra Civil de la "Ciudad Prieto" que pretendía convertir dicho enclave en una moderna ciudad de vacaciones y segundas residencias. Juan Guardiola, titulado en 1957 por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Barcelona, había tenido la oportunidad de complementar su formación académica colaborando con profesionales de la talla de Francesc Mitjans (uno de los redactores del proyecto del Camp Nou, 1957, además de prolífico creador de vivienda urbana en la ciudad de Barcelona durante los 40 y 50), Xavier Busquets (colaborando en la propuesta ganadora del concurso para edificio sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña, 1958) y Antonio Perpiñá (ganador del anteproyecto para Centro Comercial AZCA, Madrid, 1954, propuesta en la que también participa). De todos ellos la obra residencial de Guardiola se verá notablemente influenciada, no siendo ajeno a las corrientes artísticas que comenzaban a despuntar, generalmente fuera de los círculos oficiales, en la época y que busca integrar en sus edificios de forma manifiesta e incluso en sus plásticas ordenaciones en planta.

Vista de la torre desde la calle Nápoles, junto al paseo.

Torre y pérgola de acceso en el ángulo entre Nápoles y Avenida Catalunya.

Para La Rotonda crea un conjunto compuesto por varios elementos de diversa tipología, integrando en una misma parcela, y dispuestos de forma perimetral a la misma, un primer bloque de ocho viviendas tríplex adosadas, un segundo bloque con nueve dúplex escalonados y un bloque lineal recayente a la Avenida Costa Blanca de planta baja y seis alturas, incluyendo veintiocho unidades. Aunque la protagonista del conjunto no es otra que la excepcional y carismática torre de planta baja y diecisiete alturas situada, a modo de hito, al comienzo de la playa. El programa de esta torre prismática, de disposición cuadrada, integra cuatro viviendas por altura, siendo tres de ellas iguales y una más pequeña con la finalidad de dejar espacio a la caja de escaleras, ventilada a fachada. En las tres primeras viviendas, la cocina goza de un especial protagonismo, pudiendo equiparse su tamaño al de la zona de estar-comedor, si bien el elemento diferenciador de la planta (y de las fachadas) lo constituyen los frentes aterrazados, donde se aplica uno de los principios fundamentales del autor a la hora de diseñar soluciones turísticas: generosos espacios acristalados que permitan al paisaje ser un elemento decorativo (y generador) del interior, si bien gran parte de las viviendas han perdido dicho atractivo al incorporarse cerramientos posteriores ajenos al Proyecto y a la idea inicial del arquitecto. Cada vivienda se completa además con dos dormitorios y un cuarto de baño.







Para la construcción de esta torre, Guardiola hace uso de materiales que ya venía experimentando en obras anteriores y coetáneas, si bien ésta difiere del resto de su producción en tanto que presenta cuatro frentes sensiblemente homogéneos, complementarios y sin solución de continuidad entre sí, no estableciéndose una ruptura clara entre una supuesta fachada principal y otras secundarias. La estructura metálica y los forjados de bovedilla cerámica y hormigón se visten con el característico ladrillo de tonos ocre-amarillentos de sus primeras obras, y las celosías prefabricadas señalan la planta técnica que separa las viviendas de la base y la línea vertical de la caja de escaleras.




Celosía de la planta técnica.

Precisamente, uno de los problemas que presentaba la torre fue la corrosión de dicha estructura metálica, en sus partes expuestas, después de soportar durante más de cuarenta años la actividad corrosiva provocada por el ambiente salino en que se halla situada; circunstancia que se hacía especialmente delicada en los frentes de forjado, detalles ornamentales (como las estrellas metálicas situadas a nivel de cada forjado, que habían tenido que ser retiradas en varias fases) y, particularmente, en la estructura soporte de los antepechos, tan singulares (al parecer inspirados en un viaje de Guardiola al Extremo Oriente) de sus terrazas.


La torre en enero del 2010.

Ángulo sureste de la torre en enero de 2010 con los
antepechos desmontados. Obsérvese el estado de corrosión
de las estructuras auxiliares de los antepechos.

Desmontaje en detalle de estructuras corroídas.

Grúa torre y andamios eléctricos motorizados, bimástil,
empleados como medios auxiliares.

Castillete del andamio eléctrico y andamios tubulares.

Por ello, entre los años 2009 y 2010, se procedió, a cargo de la mercantil alicantina Urbana de Exteriores, S.L., y según proyecto del arquitecto Miguel Salvador Landmann, en colaboración con el estudio K10 Arquitectura y Proyectos, a la rehabilitación integral de las fachadas del singular inmueble. Esto supuso la demolición de todos aquellos elementos metálicos que presentaran un estado de corrosión tan avanzado que hiciera peligrar su estabilidad y uso, incluyendo además los antepechos perimetrales de todas las terrazas. Asimismo, la restitución de elementos ornamentales desaparecidos y la unificación en tipos y diseño de los toldos.


La torre, ya rehabilitada, con sus nuevos antepechos de material
acrílico y sus repuestas estrellas metálicas.



Detalle de las estrellas metálicas.



Característicos antepechos, que han grangeado a la torre el sobrenombre de
"La Pagoda"

De esta forma, una vez reemplazados los elementos dañados y convenientemente protegidos sus sucesores, se procedió a la instalación de paneles de Dupont Corian (compuesto a base de un 70% de hidróxido de aluminio, derivado de la bauxita, y un 30% restante de resina acrílica), en color glacier white, mediante un despiece sencillo que facilitara tanto el montaje como el posterior mantenimiento periódico de todo el sistema (estructura portante+revestimiento) y que, además, presentara condiciones óptimas de comportamiento frente al ambiente marino. A dichas ventajas se unía el inferior peso del nuevo material frente al anterior ladrillo enfoscado en cemento blanco de los primitivos antepechos.














Desde la finalización de la intervención restauradora, se ha conseguido que la torre recupere, excepción hecha de los cerramientos inapropiados de muchas de las terrazas, hasta cierto punto, su imagen característica y su papel de hito al inicio de la Playa de San Juan. No en vano, es el único edificio de sus características incluido en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos del PGOU municipal.

Hasta la próxima.

6 comentarios:

  1. ¿Diego? Soy José... jejeje. Si se refiere a Diego Escolano, desde luego es un gran fotógrafo. ;)

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  2. Si, José, disculpa. Venía del Blog de Diego y ...
    Tienes una magnífica página.

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  3. Al contrario, no hay problema, encantado de contar con su visita. ;)

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  4. Excelente artículo y muy apropiado el comentario sobre los cerramientos que rompen la uniformidad estética del edificio. En mi opinión es el único edificio de la playa de San Juan que dice algo interesante. Si el desarrollo urbanístico de esta zona hubiera seguido esta línea, tendríamos otra costa, otro turismo...Gracias

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    1. Bueno, hay alguno que otro disperso que puede considerarse interesante, pero casi todos están desfigurados por el gusto "peculiar" de sus propietarios, que muchas veces han conseguido cambiar, por no decir "mutar" la apariencia drásticamente. La urbanización de la playa de San Juan era idónea para haber realizado buenas distribuciones interiores sirviénose además de adecuadas orientaciones, es la principal ventaja que tiene el tipo de edificación abierta. Pero se dejó todo a la improvisación y a la apetencia de los promotores, que buscaban la máxima rentabilidad del suelo. De esa forma, el plan que Guardiola (el mismo arquitecto que proyectó La Rotonda) ideó, vio transformada su densidad, reducido su nivel de equipamientos, se anularon sus ya de por sí zonas verdes públicas... e incluso las torres que previó como hitos en la avenida Costa Blanca, que deberían haber sido las más altas de la zona, quedaron "ridiculizadas" ante el mayor volumen de algunos de los edificios que se levantaron en La Rotonda.

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