Ya tenemos con nosotros el nuevo
año 2014 que, como siempre sucede por las mismas fechas, viene cargado de
buenos propósitos, deseos, necesidad de cambios y, sobre todo, mucho ánimo y
euforia... y después... después queda en lo que queda...
Después de un 2013 un tanto
extraño, al menos para mí (por no decir desastroso), decidí que era el momento
idóneo para realizar un buen viaje cultural para tratar de compensar el
balance. Y entre otros destinos visité León, pero, más que por ver las famosas
vidrieras, por contemplar el no menos conocido programa de pinturas al fresco
del Panteón Real de San Isidoro (s. XI), lugar de enterramiento de los reyes
leoneses.
Interior del Panteón de los Reyes Leoneses. Real Colegiata Basílica de San Isidoro, León. Finales s. XI. Foto de foroexbar.com. |
¿Y qué tiene que ver esto con el
comienzo del año? Pues bastante. El hombre medieval, cuya forma de subsistencia
era principalmente agrícola, se regía por un calendario similar al nuestro pero
identificando cada uno de los meses con las respectivas faenas del campo. Y,
toda vez que la vida diaria estaba impregnada de un profundo sentir religioso,
Cristo, además de Pantocrátor (la representación más común de la pintura
románica, como Señor de toda la Creación) y Cosmocrátor (Señor del Cosmos), era
también Cronocrátor o Señor del Tiempo.
Así es como el calendario se
representa pintado al fresco en el intradós del arco que separa las bóvedas del
Cristo en Majestad y del Apocalipsis según la visión de San Juan en la isla de
Patmos. El que esté situado a la diestra de Cristo significa la protección a la
cual se acoge todo el ciclo, que simboliza el tiempo actual y pasajero,
intrascendente pero imprescindible para la propia subsistencia terrenal. El
hallarse junto a la visión del Apocalipsis muestra el tiempo cósmico, como
principio y final de la existencia. De esta manera es cómo el Cronocrátor es a
la vez la representación de un Dios que rige los tiempos presentes y, sobre
todo, el eterno.
Bóveda central del programa iconográfico donde aparece representada la imagen anterior. El calendario queda a la izquierda del espectador, en el intradós del arco de medio punto. Imagen de lasalle.com. |
Las doce imágenes del calendario representadas en San Isidoro. Foto de elmurrial.com. |
El ciclo comienza en GENUARIUS
(enero), con la figuración del dios romano Jano Bifronte, cuyos dos rostros
se vuelven respectivamente hacia una puerta a la izquierda que se cierra (el
año viejo) y hacia otra situada a la derecha del espectador, que comienza a
abrirse (el nuevo año). Realmente poco ha cambiado el asunto en casi mil años,
y los ritos que celebramos en Nochevieja realmente están basados en esta idea.
Jano era el dios de los comienzos y los finales, y de ahí que se le invocara
precisamente tal día como hoy, todos los 1 de enero, y que a él fuese
consagrado el primer mes del año en la mitología romana.
Jano Bifronte mira a sendas puertas (cerrada y abierta) representando al año que acaba y al que comienza. Imagen de romanicoennavarra.info. |
El ciclo anual
representado en San Isidoro de León viene marcado, como ya hemos apuntado, por
las labores del campo:
FEBRUARIUS: Es un anciano que se
calienta al fuego del hogar para resguardarse del frío. El campo todavía está
dormido.
MARCIUS: La figura representada
se encarga de podar las vides. En León estos trabajos son más tardíos que en
nuestra zona debido al frío intenso.
APRILIS: Un personaje planta dos
árboles.
MAGIUS: El hombre monta a caballo
y se dispone a marchar a la guerra. Las expediciones militares también tuvieron
gran importancia en la época; no olvidemos las Cruzadas y, sobre todo, la
Reconquista. Ambas dotadas de un fuerte componente religioso.
IUNIUS: Siega de la cebada.
IULII: Siega del trigo.
AGUSTUS: Trillando la mies con un mayal. En nuestra zona se prefería el trillo.
SETENBER: La vendimia.
OCTOBER: El engorde de los cerdos.
NOVENBER: La matanza del cerdo.
"A cada cerdo le llega su San Martín", fiesta que se celebra el 11 de
noviembre.
y, finalmente, DECENBER, donde
volvemos a ver a un personaje sentado junto al fuego, pero esta vez delante de
una mesa con alimentos, que simbolizan la llegada a buen puerto del año
finalizado y la recompensa a su trabajo.
El ciclo finaliza con el mes de diciembre. Foto de media.wix.com. |
Con esta breve explicación sólo
me queda desear un buen año 2014, que sea infinitamente mejor al que acaba de
marcharse, pero sin olvidar que no debe quedarse sólo en el deseo, sino que ese
cambio debe partir principalmente del interior de cada uno de nosotros, de
nuestra actitud ante la vida y los problemas, de nuestra unión, de nuestro
esfuerzo y de nuestra lucha.
Y, si queréis saber más de lo
expuesto más arriba, podéis visitar San Isidoro (pero mejor en primavera, que
ahora hace mucho frío), y leer tranquilamente textos como éste, donde lo
explican todo mucho mejor que yo:
Hasta la próxima.
Si no recuerdo mal, me impidieron realizar fotos dentro de San Isidro. Lo cual siempre he lamentado, porque su interior, rico en frescos e infinidad de detalles, me sorprendió y fascinó. Un lugar que difícilmente se olvida. Quedaron, como en casi todos mis viajes, muchas preguntas sin respuesta. Alguien que te explica, como tú lo haces aquí, cada minúsculo detalle, es vital para comprender la simbología de cada fresco que veía. Afortunadamente, escribiste esta entrada y muchas de mis incógnitas han sido resueltas. Gracias, de verdad, por las molestias que te has tomado en publicar y documentar todo lo que podemos contemplar en su maravilloso interior.
ResponderEliminarCaptan especialmente mi atención la triple representación del Cristo y los doce hombrecillos del calendario, en especial Magius como el mes de la guerra.
Seguiré bebiendo de tus conocimientos con asiduidad :)
Es cierto, a mí tampoco me permitieron hacer ninguna foto... todas las que utilicé para el artículo tuve que buscarlas en la red.
EliminarMuchas gracias por tu visita y comentario!