domingo, 22 de septiembre de 2013

El Coro de San Nicolás.

La conocida hoy como Concatedral de San Nicolás de Bari, en Alicante, recibió tal dignidad por bula pontificia en 1959, pasando a convertirse en la segunda sede episcopal de la diócesis, junto con la Catedral del Salvador de Orihuela, que mudó su nombre por el de Orihuela-Alicante.

El templo que hoy conocemos nace como respuesta a la erección del primitivo templo medieval en Colegiata, alrededor de 1600. Es por ello que hacia 1610 se encarga la construcción de un nuevo edificio que lo reemplazara adaptándose a su recién estrenado rango. Así es como Agustín Bernardino, maestro de origen francés ya conocido en Orihuela, se hace cargo del proyecto, que dirigirá hasta su muerte en 1626. A éste seguirán diferentes artífices, que respetarán las líneas básicas de su traza, hasta culminar finalmente la fábrica en 1716, cuando Francisco Mingot y Juan Fauquet cierran la cúpula actual.

El templo es fruto de las tesis emanadas de Concilio de Trento (hacia 1560) y responde a una organización en planta y alzado jesuítica, inspirada en el modelo que Vignola y della Porta habían creado para la iglesia de la Compañía de Jesús en Roma, si bien notablemente influenciado por la catedral de Granada, de Diego de Siloé, al incorporar la girola rodeando el presbiterio. Es un edificio de nave única de amplia sección y tres tramos cubierta por bóveda de medio cañón con lunetos, con transepto de brazos poco desarrollados, generándose en su intersección el crucero cubierto con cúpula encasetonada perforada con linterna que permite la entrada de luz cenital. Las capillas laterales, entre los contrafuertes, actúan al modo de naves secundarias al hallarse éstos perforados por huecos de paso de medio punto. Sobre ellas, una tribuna que se asoma a la nave mayor unifica el espacio interior.

Altar Mayor de San Nicolás presidido por el baldaquino de origen
italiano del siglo XVII. En primer término la Vía Sacra, que unía el
presbiterio con el coro. Fototipia Castañeira. Extraída de
todocolección.net.

Aspecto general de la nave principal, crucero y presbiterio
de San Nicolás, con el coro en el extremo inferior izquierdo.
Puede distinguirse parte de una figura que remataría el altar
del trascoro, posiblemente alguna advocación mariana.
Ediciones Almirall (Barcelona). Extraída de todocolección.net.

El cuerpo principal del templo presenta una imagen severa y desornamentada tanto en su interior como en sus fachadas. Construído íntegramente en sillería arenisca caliza, será el modelo que seguirán otros templos cercanos como la Basílica de Santa María en Elche, cuya construcción, más prolongada en el tiempo, terminará por incorporar ornamentos barrocos.

Sin embargo, ya nos hemos referido antes a San Nicolás como Colegiata. Una Colegiata es todo aquel templo que, sin tratarse de una sede episcopal, posee Cabildo. Este Cabildo es el encargado de celebrar los Oficios Divinos y se halla generalmente regido por un deán, a veces también llamado abad como en el caso alicantino. A menudo las Colegiatas se ubicaban en ciudades que, o bien habían sido sedes episcopales en el pasado o su importancia presente las hacían merecedoras de contar con un templo de mayor rango al de una simple parroquia. Casos cercanos pueden ser las antiguas colegiatas de San Patricio en Lorca (Murcia) o la de Santa María de la Asunción en Gandía (Valencia).

Nave central y crucero de la colegiata de San Nicolás.

Y es lógico que si la Colegiata contaba con un Cabildo, éste dispusiera, del mismo modo que en las catedrales, de un espacio acotado en el templo para llevar a cabo sus funciones. Ese lugar era el coro.

Situación del coro en el centro de la nave principal. A la izquierda aparece la caja
del órgano, original del siglo XVI y recompuesta en 1755.

El Coro de la Colegiata de San Nicolás fue realizado por el retablista y escultor valenciano, natural de Ontinyent, José Villanueva, activo entre 1650 y 1700. Trasladado a Alicante en 1674, aparece trabajando en la sillería del coro y en varios retablos tanto en San Nicolás como en San José de Elche. Influenciado por el conocido maestro estrasburgués Nicolás de Bussy, activo también en estas fechas, su estilo bebe de las fuentes del barroco italiano e introduce elementos como la columna salomónica en sus composiciones.

El Coro se situaba en el centro de la nave principal, ocupando los dos tramos más próximos al crucero. Dada la excepcional amplitud de la nave y la inexistencia de capillas laterales propiamente dicha, el conjunto dejaba espacio para la circulación en sus flancos laterales, del mismo modo que ocurre en templos de similares caraterísticas como la Catedral de Coria, en la provincia de Cáceres. 

Cancela de forja que cerraba el acceso al coro. Sobre las pilastras extremas,
las imágenes de San Pedro y San Pablo.

Detalle de los dos niveles de sillas y del facistol rematado por Cristo Crucificado.

Constaba de dos órdenes de sillas en altura, realizadas en madera de nogal, separadas por pilastras. Su disposición en "U" estaba presidida por la silla del abad, situándose en el centro el facistol rematado por un Cristo crucificado, donde se depositaban los libros. El conjunto se cerraba con una espectacular cancela de forja de barrotes torneados, renacentista y con remate ya barroco, flanqueada por pilastras toscanas a modo de peanas para los apóstoles Pedro y Pablo, vigilando el acceso como protectores de la Iglesia.

Nave mayor y presbiterio desde el interior del coro.

Lamentablemente, de todo este conjunto sólo resta el órgano, recientemente restaurado y considerado uno de los más valiosos de la Comunidad Valenciana, datado a finales del XVI, que pende, descontextualizado, sobre la nave principal al haberse desmontado el coro, fruto de una decisión poco menos que arbitraria, en 1948. Se alegaron problemas de falta de espacio para acoger a los fieles e imposibilidad de seguir las celebraciones de forma óptima, pero realmente lo que se demostró fue un profundo desconocimiento de la liturgia asociada al rango colegial. Otras consideraciones habría que tener en cuenta para intentar justificar esta decisión que acabó con este importante bien mueble, entre las que pueden destacar la animadversión demostrada en España desde el siglo XVIII hacia estos elementos situados, por lo general, en el centro de las naves catedralicias y que había culminado con el paulatino desmontaje de los mismos, iniciado por el cabildo ovetense a finales del XIX en la búsqueda de una presunta "pureza de estilo" que eliminara los elementos considerados como "añadidos". Por otra parte desconozco en qué estado de conservación se encontraba el coro de la colegial alicantina en el momento de su desmantelamiento tras los saqueos y destrucciones puntuales que muchos templos de la ciudad habían sufrido entre 1931 y 1939.

El órgano es el único elemento del conjunto que subsiste en la actualidad.
El resto del coro fue desmontado en 1948 y su sillería repartida por diversas
estancias de la hoy concatedral.

Sea como fuere, lo cierto es que con su desaparición se nos ha privado del disfrute de un elemento patrimonial imprescindible a la hora de entender el funcionamiento de una sede colegial (con un ritual muy parecido al de una catedral) que, por regla general, suele ir acompañado de una notable calidad artística.

Las fotografías que ilustran este artículo, extraídas del archivo del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, fueron realizadas hacia 1930 por Antonio Passaporte, fotógrafo de la casa francesa Loty, y son prácticamente los únicos testimonios gráficos que quedan de aquel conjunto.

Hasta la próxima.

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