domingo, 13 de octubre de 2013

Catedral de Murcia.

Santa Iglesia Catedral de Santa María.

Plaza de Belluga y Catedral.


     1. Iglesia Catedral.
      2. Capilla de los Vélez.
      3. Palacio Episcopal.
      4. Portada de las Cadenas.
      5. Imafronte barroco.
      6. Seminario Mayor de San Fulgencio (hoy Escuela Superior de Arte Dramático y Danza).
      7-8. Colegio de Teólogos de San Isidoro (actualmente Instituto Licenciado Cascales).
      9.    San Juan de Dios. (Capilla del antiguo Hospital).
      10.  Casa Consistorial.
      11.  Río Segura.


      
La Santa Iglesia Catedral de Santa María, en Murcia, cabeza de la Diócesis de Cartagena es, básicamente, una fábrica de traza gótica con diversos añadidos de diversa consideración levantados de forma paralela a épocas de bonanza del antiguo Reino de Murcia, en los siglos XVI y XVIII.

Planta de la Catedral. Artehistoria.jcyl.

La planta de la catedral responde a un esquema de cruz latina, con tres naves (de mayor amplitud la central, que alberga el coro en los tres primeros tramos más cercanos al crucero) y capillas alojadas entre los contrafuertes. La nave crucera, de similar alzado a la nave principal, da paso a un profundo presbiterio rodeado por una girola a la que se abren capillas pareadas, repitiendo una solución similar a la de la Catedral de Valencia, aunque resuelta aquí con mayor modestia. Y es que la modestia es la principal característica de la fábrica gótica de la catedral cartaginense. De reducido alzado, responde a soluciones típicas del gótico mediterráneo, en la que se prima el macizo respecto al vano y la amplitud en lugar de la esbeltez.

Nave lateral hacia el crucero. A la derecha las capillitas del coro.

Del periodo gótico nos queda una única puerta, la situada al sur y conocida como de los Apóstoles. Abocinada y enmarcada por una serie de arquivoltas que albergan figuras de bulto redondo representando, de izquierda a derecha, a los apóstoles Andrés, Pablo, Pedro y Santiago bajo doseletes calados. En el arco, ángeles músicos y Reyes de Judá. Rematada por un arco conopial decorado con cardinas y enmarcado por tracerías góticas a modo de alfiz y crestería. El conjunto está coronado por un rosetón calado que permite la iluminación de la nave crucera. Fue trazada por Diego Sánchez de Almazán y terminada hacia 1443. Es una obra algo arcaizante, pues reinterpreta esquemas precedentes utilizados en la puerta homónima de la Catedral de Valencia o en las parroquiales de Requena.

Portada gótica lateral de los Apóstoles. (s. XV).

Aunque las capillas que orlan los muros laterales del coro son un interesante muestrario de escultura gótica (también otras añadidas en el siglo XVII), el último aliento del gótico (ya muy tardío) vendría de la mano del primer añadido a la fábrica original del templo: La Capilla de los Vélez.

Con ella se inicia la serie de fabulosos elementos anexos a la Catedral primigenia que, en ocasiones, son verdaderos edificios independientes, razón que ha llevado a Miguel Sobrino en su reciente libro “Catedrales” a definirla como “Catedral arrecife”. Y es que la Capilla de los Vélez, patrocinada por el adelantado del Reino de Murcia D. Juan Chacón y continuada por su hijo Pedro Fajardo, y emparentada con las del Condestable en Burgos y la de Álvaro de Luna en Toledo, es una magnífica muestra del gótico isabelino comenzada en 1490 (incluso incorpora elementos del manuelino portugués) lo que se refleja en su abigarrada, profusa y seriada decoración de corte naturalista que tapiza todos los paramentos arquitectónicos y en su ambicioso programa iconográfico, por desgracia incompleto. De planta poligonal generada por un semihexágono y un semidecágono, el espacio funerario se cubre con una espectacular bóveda estrellada de diez puntas que nos da la fecha de su finalización: 1507.

Interior Capilla de los Vélez. Siglos XV-XVI.
Detalle de los arcosolios funerarios y lienzo de San Lucas.

El exterior se divide en tramos divididos por pilastras entre las que se sitúan salvajes con escudos, estando todo el volumen rodeado por una cadena esculpida en piedra.

Capilla de los Vélez. Exterior. Se aprecia la cadena pétrea
que la ciñe.

El Renacimiento irrumpe en el templo murciano con la construcción de la Puerta de las Cadenas. Se prolonga la nave crucera en una tramo más hacia el norte, con el fin de dar acceso a la claustra desde el interior de la nave.

Portada lateral de las Cadenas (s. XVI) desde la popularmente
conocida como Plaza de la Cruz.

Para ello se tiene que demoler la primitiva torre y la puerta gótica que había en este lugar. La puerta de las Cadenas, de tracista desconocido hasta la fecha, abocinada para absorber el grosor del hastial del transepto, es un híbrido entre las nuevas corrientes decorativas y la construcción heredera del periodo gótico. A destacar los bustos de San Pedro y San Pablo en las enjutas como guardianes de la Iglesia. En 1783 fue reformada con la adición de los plafones con las efigies de los santos cartageneros Isidoro, Leandro y Fulgencio, además del relieve de la Virgen de la Leche en el ático y la cruz que corona todo el conjunto.

Ático de la Puerta de las Cadenas y torre campanario.

En estos años se comienza la construcción de uno de los elementos más característicos de la Catedral: La torre. Consta de tres cuerpos en altura, más un cuarto que aloja las campanas y, finalmente, la torrecilla que remata el conjunto. Fue construida entre los siglos XVI y XVIII, con un largo periodo de interrupción intermedio y según las trazas de varios maestros. Hacia 1520 se comienza con las trazas del primer cuerpo, a cargo de dos maestros florentinos, Francisco (fallecido en 1522) y Jacobo Florentín (fallecido cuatro años más tarde). En los testeros de la torre se aplica un programa que podría definirse como una representación o interpretación de “arcos de triunfo” aplicados a fachadas: a un hueco geminado central, avanzando en ménsulas y rematado por un entablamento, le acompañan pares de pilastras corintias con decoración “a candelieri” que albergan hornacinas. Todo ello siguiendo el esquema clásico: basamento, columna (pilastra), entablamento.

Ventana geminada en el primer cuerpo de la torre (s. XVI).

Pilastras pareadas corintias en una de las esquinas de la torre.

El segundo cuerpo, que se finalizará hacia 1545, ya es obra del maestro montañés Jerónimo Quijano y, repitiendo el mismo esquema, goza de una decoración más severa primando los aspectos constructivos frente a los estéticos.

Ventana del segundo cuerpo: Detalle.

La torre está construida a la manera de la tradición hispanomusulmana, y que podemos apreciar en famosos alminares como La Giralda de Sevilla. El muro exterior es sólo una envoltura, y está separado de la verdadera alma de la torre por una serie de cómodas rampas que permiten el acceso y cosen ambas construcciones haciendo que trabajen solidariamente y permitiendo ganar seguridad y altura. La planta baja de esa “alma de la torre” guarda la sacristía del templo, de planta cuadrada y cubierta por una bóveda baída, construída en piedra (una de las primeras de su estilo realizadas en Europa), gallonada y orlada por sendas representaciones de hojas y frutos. Para acceder desde el templo catedralicio, hay que pasar en primer lugar por la Antesacristía (cubierta por una bóveda de original estereotomía dispuesta en espiral), cuyo ingreso lo marca, desde la girola, un espectacular ingreso en arco de triunfo, debido al maestro Quijano, representando pasajes que van desde la mitología pagana hasta las virtudes teologales.


En estos años, el maestro Quijano dejó importantes obras en la Catedral hasta su muerte en 1562. Una de las primeras capillas debidas a su autoría es la de la Encarnación, destinada a acoger el sepulcro del jurista Jacobo de las Leyes. De planta triangular, enfrenta la urna sepulcral con un pequeño retablo que aloja en una hornacina resulta con venera, las imágenes pétreas del misterio de la Anunciación. También de la época datan interesantes piezas como la Pila Bautismal, similar a la de Santiago en Villena y atribuida al Maestro Florentino.


Pila bautismal.


No obstante, la obra más conocida de Quijano quizá sea la capilla funeraria de D. Gil Rodríguez de Junterón (popularmente conocida como “de Junterones”).

Capilla de Gil Rodríguez de Junterón (s. XVI). Acceso.

Se accede desde la nave de la Epístola, a través de un monumental acceso de orden jónico, y consta de una antecapilla y de la capilla propiamente dicha. La primera se cubre con bóveda semiesférica, perforada por óculos y apeada sobre pechinas. La capilla, que aloja un fabuloso relieve marmóreo de la Adoración de los Pastores, se cubre con una original bóveda de cañón, aunque de directriz curva, de abigarrada decoración y perforada por una linterna. Los paramentos de la capilla están divididos por columnas adosadas que alojan imágenes de profetas y sibilas.

Capilla de Junterones. Bóveda solar.

Capilla de Junterones. Relieve marmóreo de la Anunciación a
los pastores.


Capilla de Gil Rodríguez de Junterón (s. XVI). Exterior.

El siglo XVIII daría nuevos bríos para la continuación de los trabajos, que se centrarían en dos frentes principales: fachada y torre. La fachada principal del templo, situada a los pies, es obra proyectada y dirigida por Jaime Bort Miliá, y terminada en 1752. Sustituye a otra fachada renacentista del siglo XVI, obra del maestro Quijano, pero desplomada y muy debilitada por las continuas crecidas del Segura, la deficiente calidad del terreno y los movimientos sísmicos. El nuevo imafronte contó con la colaboración del ingeniero Sebastián Feringán para las labores de cimentación y está dividido en dos cuerpos, a pesar de haber sido proyectado en tres como suele ser habitual.


La imagen más reconocible del templo es la de su imafronte (s. XVIII), desde
la Plaza Cardenal Belluga.

Verticalmente, tres grandes exedras (de mayor amplitud y dignidad la central) organizan el espacio y dan lugar, de izquierda a derecha, a las puertas de San Juan, del Perdón y de San José.

Exedra central con la Puerta del Perdón.

Puerta de San Juan.

El imafronte catedralicio realmente es como un edificio autónomo adosado a los pies del templo, y a la vez la carta de presentación y la mejor publicidad para éste. Para su ejecución fue preciso demoler los dos primeros tramos de las naves del templo, que se convirtieron en uno solo, más amplio y coronados, en la nave central, por una bóveda de media naranja sobre pechinas.

Al exterior, una planta movida, en la que se suceden los espacios cóncavos y convexos divididos por columnas de fuste estriado, entablamentos y balaustradas, organiza un programa iconográfico pleno de efectos teatrales y que pretende y consigue ser un resumen del movimiento contrarreformista emergido de Trento y de la historia de la Diócesis. Así, desde el basamento, donde están representados los Apóstoles como base de la doctrina católica, junto con los Padres de la Iglesia a ambos lados de la puerta principal, con Pedro y Pablo en cada una de las torrecillas laterales, de nuevo como protectores de la Iglesia, se suceden, en la exedra central, pasajes de la vida de la Virgen, estando situada sobre la puerta del Perdón la titular del templo, la Virgen de las Gracias, rodeada de ángeles y arcángeles, pasando por los misterios de la Anunciación y la Inmaculada Concepción, con los padres de la Virgen a ambos lados, hasta llegar a la Asunción, representada en la bóveda de cuarto de esfera que corona esta calle central. A ambos lados de esta calle central se sitúan, entre las columnas, los cuatro Santos cartageneros, Isidoro, Leandro, Fulgencio y Florentina, amén de otros con especial vinculación con la diócesis, como Fernando III el Santo y San Hermenegildo. Aparece también la Cruz de Caravaca y el jarrón de azucenas mariano rematando el conjunto. La fachada estuvo coronada hasta 1803 por una imagen del Apóstol Santiago como fundador histórico de la diócesis.

Imafronte. Calle central con diversos pasajes de la vida de la Virgen
y de los santos de la diócesis.

Después de finalizarse el imafronte, se prosiguió la construcción de la torre según los proyectos de José López y Juan de Gea, estando los trabajos dirigidos por el primero. 

Torre (ss. XVI-XVIII): Segundo, tercer cuerpo (o del reloj) y
cuerpo de campanas.
El cuerpo de campanas está rodeado por cuatro capillas conjuratorias rematadas, de nuevo, por las imágenes de los cuatro santos cartageneros. La subida al mismo se efectua mediante un husillo central que deja libre la sala inmediatamente inferior. En 1793, y bajo la dirección de Pedro Gilabert, se remató la torre según planos de Ventura Rodríguez, que proyectó una torrecilla octogonal rematada por un cupulín perforado por otros tantos óculos.

Vista lateral del cuerpo de campanas y chapitel de uno de los
conjuratorios.

Las últimas intervenciones en la Catedral tuvieron lugar a partir de 1854. En dicho año, el edificio sufrió un incendio que acabó con el retablo mayor renacentista, con la sillería del coro y el órgano, aunque no con las rejerías de Antón de Viveros, que todavía siguen en el lugar que fueron colocadas hace cinco siglos.

El retablo mayor actual, neogótico, es una obra discreta debida a Mariano Pescador y Antonio Palao, cuya titular es la Virgen de la Paz. El coro está compuesto por una sobresaliente sillería renacentista procedente del desamortizado convento madrileño de San Martín de Valdeiglesias, cedido por Isabel II, mientras que el órgano (dispuesto a la manera inglesa, en la dirección de la nave y no perpendicular a ésta), es un magnífico ejemplar de mediados del XIX, construido en París por Joseph Merklin.

Rejería gótica en primer término. Coro renacentista y órgano neogoticista.

El trascoro forma una de las primeras capillas dedicadas al Misterio de la Inmaculada en España, de estilo barroco y levantada en el siglo XVII.

Trascoro. Retablo de la Inmaculada (s. XVII).

Finalmente, el museo catedralicio, situado en parte de la claustra gótica, sala capitular y dependencias anexas, nos muestra un recorrido por la evolución del edificio y de la Diócesis a través de los siglos, incluyendo un completo muestrario de la obra de los principales artistas que trabajaron para ella y en su zona de influencia.

Retablo de Santa Lucía (Bernabé de Módena, s. XV).

Virgen de la Leche con el Niño Jesús y San Juanito.
(Francisco Salzillo, s. XVIII)
Hasta aquí el recorrido por la sede cartaginense. Hasta la próxima.

4 comentarios:

  1. Preciosa catedral y estupendo artículo. No me acordaba de la pila bautismal, parece un armario donde ahogar a los chiquillos, los pobres.

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    1. Jeje... no sé qué utilidad tiene el "armario" que hay sobre la pila bautismal. Pero sí te diré que en la Arciprestal de Santiago, en Villena, hay una muy parecida, de Jacopo Torni (conocido en nuestras tierras como Jacobo Florentino), que es una destacada pieza del primer renacimiento del reino de Castilla: http://blogs.ua.es/arteespanoldelxvi/files/2012/12/6870992294_89ec62e67d_b.jpg

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  2. Buenas, me gustaría saber dónde puedo conseguir la imagen de la catedral que en blanco y negro con el coche rojo en la puerta, ya que me encanta y quiero sacarla y la necesito con mucha calidad para que no se me pixele. Por favor escríbeme a mi correo: salvadorgj1987@hotmail.com
    Muchas gracias. Un saludo.

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  3. Sí es tan amable, ¿podría enviarme algo de información de la capilla de San José? He estado buscando por todos lados y a penas se menciona. Mariaruizsan1997@Gmail.com Muchas gracias

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