domingo, 6 de octubre de 2013

La Arquitectura de Miguel López (I Etapa).

Estos días leemos en la prensa local cómo la ciudad de Alicante ha vuelto a dedicar una plaza a uno de sus más destacados arquitectos del siglo XX, Miguel López González. Y decimos que se la ha vuelto a dedicar porque hasta hace pocos meses la comúnmente conocida como Plaza del Puente llevaba de manera oficial su nombre. Sin embargo, tras ser finalmente rotulada ésta con su denominación popular, ha sido la nueva plaza creada frente a la antigua estación ferroviaria de Benalúa la elegida para llevar el nombre de este recordado profesional, autor de gran parte de la obra edilicia de las cinco décadas centrales del Alicante del pasado siglo, si bien también dejó muestras de su buen hacer en localidades cercanas como Elda o Almansa.

Miguel López González nace en Valencia en 1907 y pronto se traslada con su familia a Barcelona. En la Escuela de Arquitectura de esta ciudad culmina sus estudios en 1931, desplazándose un año más tarde a Alicante, donde se establece definitivamente y desarrolla el grueso de su actividad profesional, hasta que fallece en 1976. Su etapa académica en Barcelona será sin duda la que lo ponga en contacto con las nuevas corrientes arquitectónicas procedentes de Centroeuropa y que en España ya se estaban difundiendo gracias a los miembros del GATEPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea) y a otros jóvenes arquitectos como Bergamín, Lacasa o Gutiérrez Soto. Será el contacto con el GATCPAC, excisión territorial catalana del GATEPAC, al frente de la cual se encontraba Josep Lluís Sert, y la exposición de arquitectura celebrada en 1931 en las Galerías Maragall de Barcelona, en la que participa exhibiendo sus proyectos junto con un importante número de profesionales comprometidos con las nuevas ideas racionalistas, los factores que realmente impulsen a López González a adoptar y desarrollar este lenguaje durante la que podríamos considerar la primera de sus etapas profesionales coincidente en fechas, más o menos, con la II República Española, si bien en la práctica y pese al proceso general de depuración profesional contra los arquitectos que logra sortear en gran medida y la imposición desde el poder central de un estilo neoimperialista (además de la carestía de materiales como acero y cemento), sus obras racionalistas siguen levantándose todavía durante unos años, hasta que decide finalmente revestir sus proyectos de una serie de elementos y recursos casticistas (molduras, frontones, pináculos) que disfracen su concepción sencilla, práctica y racional de la Arquitectura.

Este artículo pretende ser un pequeño homenaje a esta primera etapa del que puede considerarse como introductor de la vanguardia racionalista en la ciudad de Alicante frente al estilo a veces eclecticista, casticista en otras ocasiones, que venían desarrollando Juan Vidal, Juan Vicente Santafé o Francisco Fajardo, entre otros. En la "aventura" racionalista podemos incluir a otros arquitectos de menor producción, como Emilio Herrero Serra o Gabriel Penalva, teniendo en cuenta que hasta el propio Vidal adopta el nuevo lenguaje, aunque sólo con un epidérmico fin estético y de forma más contenida.

Unos breves comentarios sobre sus obras más conocidas bastan para tomar conciencia de la importancia que López tiene para la arquitectura y la imagen urbana, todavía hoy, de Alicante, y para comprender hasta qué punto pudo influir en los arquitectos de generaciones posteriores.


Edificio Galiana. Juan Bautista Lafora c/v San Telmo. 1934.
En este edificio la estructura porticada permite la creación de un alzado totalmente libre, independiente de los forjados. Ventanas continuas que siguen los postulados de Le Corbusier y estratos apilados horizontales en secuencia de llenos y vacíos para persianas y antepechos. Ninguna concesión estética más allá de la propia fuerza expresionista de la curva de la fachada. El inmueble, originalmente de seis plantas de altura, será sobreelevado en 1954 por el mismo Miguel López.


La Adriática. Tte. Coronel Chápuli c/v Rambla Méndez Núñez. 1935-36.
Quizá sea ésta su creación más icónica, resolviendo con otra curva expresionista la esquina generada por la nueva calle perpendicular a La Rambla. El edificio presenta un programa mixto terciario y residencial, culminando con un ático en el que podemos ver ya algunos alardes constructivos, como la delgada losa de la marquesina que protege el ático. El desarrollo longitudinal de la fachada, como si de un único paño continuo se tratara, se refuerza con la inclusión de rehundidos en los antepechos y las consabidas barandillas tubulares ciñendo las persianas.


Edificio Reig. Tte. Coronel Chápuli c/v Bailén. 1935-36.
En este edificio, contiguo y coetáneo al anterior, Miguel López se sirve de un prisma al que añade un cilindro para resolver la esquina, que avanza en notable vuelo sobre la vía pública. De nuevo se repiten los estratos horizontales sin concesión alguna al ornamento, si bien las ventanas dejan espacio a bandas verticales de terrazas que permiten un discreto juego de luces y sombras en la fachada. Su programa de uso también es mixto, atendiendo a un basamento comercial en bajo y entresuelo que actúa de soporte para el cuerpo principal, que incluye dos viviendas por planta.


Edificio Borja. Pl. España c/v Pintor Murillo. 1935-36.
Este edificio quizá es, en cuanto a distribución, el más interesante de los que López diseña en esta época, puesto que logra organizar dos viviendas por planta haciendo que ésta sea totalmente simétrica respecto a la bisectriz y relegando el núcleo de comunicación vertical al centro de la parcela. En fachada nos encontramos de nuevo con ventanas continuas y superposición de bandas, acompañadas esta vez en los extremos de la parcela por delgadas losas que generan balcones protegidos por antepechos metálicos. El chaflán, convexo, rompe con el desarrollo lineal de los flancos e incorpora un nivel extra para el ático y dota al conjunto de un marcado carácter ascensional, con dos columnas de ventanas cuadradas de generosas dimensiones.


Edificio Espuch. San Juan Bosco c/v Tucumán. 1936.
Se puede decir que en esta obra Miguel López abandona la estética expresionista que había caracterizado sus obras realizadas hasta la fecha y se decide a explorar otros caminos dentro de un racionalismo cubista, de volúmenes rotundos, y que también desarrollará en otros edificios como el lamentablemente derribado en Federico Soto esquina a Pintor Agrasot. Inicialmente proyectado sólo para uso residencial, años más tarde se le añadirían las dos últimas plantas. El edificio es un prisma, biselado, únicamente rasgado en su superficie plana por las ventanas, sin otros vuelos que el mirador ortogonal en esquina y los balconcillos quizá inspirados en el edificio de talleres de la Bauhaus, en Dessau (Alemania).


Edificio Montahud. Médico Pascual Pérez c/v Castaños. 1940-41.
Dos núcleos de escalera para organizar cuatro viviendas por nivel, ventilando las estancias a la calle y a un patio interior de grandes proporciones. La esquina curva marca el eje de simetría y separa los dos prismas superpuestos que componen las bandas horizontales de las ventanas. Unos balcones entre éstas y la esquina curvada actúan como elementos de transición. Detalles todavía modernos podemos contemplar en el remate del edificio, con una pérgola que apoya en dos pabellones extremos para el acceso a las cubiertas, iluminados con característicos óculos.


Edificio de viviendas. Barón de Finestrat c/v Bailén. 1940.
En 1940 reforma Miguel López este edificio, en el que se encuentra con un importante condicionante: la fachada es el propio muro de carga perimetral del edificio, por lo que los huecos deberán tener un tamaño más reducido aunque sin renunciar a agruparlos horizontalmente, esta vez mediante la incorporación de unas sencillas molduras. Junto a la esquina, dos bandas verticales de miradores prácticamente enrasados con el plano de fachada, a modo de "bow windows", muestran al exterior dónde se localiza el comedor, la pieza más destacada de la vivienda. Por lo que respecta a la organización en planta, se trata de una única vivienda por nivel servida por una escalera en tres tramos adosada a la medianera.



Edificio Codesa. Navas c/v Colón.
En este proyecto, López abandona cualquier rasgo expresionista para ordenar un edificio estrictamente racional, prismático, que organiza viviendas en todos sus niveles y que muestra sin complejos una estrechez de medios constructivos que logra disimular de nuevo con solvencia agrupando horizontalmente las ventanas. Unos óculos sobre el ingreso y una escueta cornisa rematando la composición son los únicos elementos que escapan a la rígida organización de la fachada.

En este periodo Miguel López todavía va a llevar a cabo significativos encargos utilizando un lenguaje moderno. El que Alicante fuera una ciudad periférica y alejada de centros de poder favoreció sin duda esta circunstancia, al igual que sucediera en otras localidades como Almería, donde Guillermo Langle sigue una trayectoria parecida. En estos años, López proyecta desde monumentos como la Cruz de los Caídos hasta centros sanitarios como el Sanatorio Perpetuo Socorro, donde organiza los distintos pabellones mediante recorridos horizontales y cuida las orientaciones para dar una especial importancia a la luz y la ventilación, como hiciera una década antes Alvar Aalto en su Sanatorio de Paimio (Noruega). Tras estos últimos estertores racionalistas, se puede anunciar un cambio de ciclo en la producción del arquitecto, adoptando un lenguaje casticista en sus almacenes "El Águila" (Rambla Méndez Núñez) o en los edificios del Paseíto Ramiro, si bien acabará abandonando esta estética hasta cierto punto impuesta cuando abrace una segunda modernidad que iniciará con su edificio entre la plaza Calvo Sotelo y Federico Soto, al tiempo que irrumpe una nueva generación de arquitectos ya decididamente modernos, entre los que destacarán Francisco Muñoz Llorens y Juan Antonio García Solera, y, poco más tarde, Juan Guardiola Gaya.

Incisión con su firma en la fachada de uno de los edificios que Miguel López proyecta
en el Paseíto Ramiro ya entrada la década de 1940. Fotografía gentileza de Alacantí de Profit. 

Hasta la próxima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario