sábado, 2 de noviembre de 2013

Valles interiores alicantinos (II)

En la entrada anterior (pinchar aquí) describíamos nuestro recorrido por parte de las comarcas de l'Alcoià, el Comtat y la Marina Alta, concretamente los valles de Alcalá y de Ebo, finalizando nuestro viaje, momentáneamente, en Pego. Desde esta última localidad, una de las más septentrionales de la provincia de Alicante, reemprendemos la marcha para adentrarnos en la Vall de Gallinera, valle longitudinal encajonado entre las sierras de l'Almirall y Foradada que nos devolverá a los territorios del Comtat.

Salimos de Pego por la carretera autonómica CV-700, que conecta esta localidad con Bocairent, en la provincia de Valencia, y atraviesa todo el norte de la provincia de Alicante. Es una ruta de gran valor cultural y paisajístico. La primera población que encontramos es Adsubia (l'Atzúvia).

Viviendas en tonos pastel en la calle del Puente. Al fondo el campanario
de la iglesia de San Vicente Ferrer.

Adsubia es una localidad que cuenta con unos 750 habitantes repartidos entre el núcleo principal y la pedanía de Forna, pequeño núcleo anexionado en 1911. En los últimos años ha visto incrementado su censo de forma sustancial con la llegada de familias extranjeras que han elegido este tranquilo lugar para establecerse hasta el punto de suponer un 35% de su población.

Adsubia es la puerta de entrada a La Vall de Gallinera, aunque todavía físicamente no forma parte del mismo. Este valle corredor está ocupado por el municipio homónimo, cuyos 676 habitantes se reparten actualmente en ocho asentamientos poblacionales, todos ellos antiguas alquerías islámicas que quedaron prácticamente despobladas con la expulsión morisca. Sería entonces cuando el Duque de Gandía, propietario del territorio, traería a 150 familias mallorquinas encargadas de la repoblación de estas tierras, hecho cuyas consecuencias todavía pueden rastrearse en algunas de las costumbres y en ciertos giros y construcciones lingüísticas características.

Benirrama es la primera localidad que nos encontramos viniendo desde Adsubia. Las laderas que descienden hasta el fondo del valle presentan terrazas de cultivos de secano (olivos, almendros, algarrobos, cerezos...) construídas con muros de piedra colocada a hueso.


Benialí.

Benialí alberga la sede del Ayuntamiento. Es el segundo núcleo más poblado y entre sus callejuelas se levanta la iglesia de Sant Roc, que custodia un curioso retablo mayor neogótico sobredorado.


Benissivà.

A pocos metros se sitúa Benissivà, pequeña población compuesta por una única calle longitudinal que une la carretera con la fachada principal de la iglesia de Sant Miquel. Breves callejones asoman a esta vía y conectan el núcleo de asentamiento más antiguo, apiñado en torno al templo, con dicha calle principal.


Sant Miquel de Benissivà entre los olivos.


Al otro lado de la carretera (CV-700), hallamos Benitaia, una de las poblaciones más pequeñas del valle.


Muros de mampostería seca en Benitaia.

El sinuoso trazado de la CV-700 nos conduce hasta La Carroja siempre bordeando el río Gallinera, de exiguo caudal la mayor parte del año y que puede recoger gran cantidad de escorrentías ante episodios de fuertes lluvias, fundamentalmente otoñales.


Iglesia de Sant Francesc de Borja, en La Carroja.

La trama urbana de La Carroja es muy similar a la de Benissivà: una calle longitudinal en torno a la cual se alinea el caserío, y que tiene como punto final su iglesia parroquial, dedicada a San Francisco de Borja. Muy probablemente tuvo que ver con esta advocación del templo el hecho de que el Duque de Gandía fuera hasta la abolición de los señoríos el dueño de estas tierras.

Tapias de Alpatró.

Alpatró es el núcleo más importante de entre los que componen el valle, hasta el punto de concentrar en torno a la tercera parte del censo municipal. Sus estrechas callejuelas, sensiblemente rectas, dan paso a breves ensanchamientos a modo de plazoletas, situándose en la principal de ellas la iglesia de la Asunción.

Para visitar Benissili tenemos que desviarnos de nuestra ruta y tomar, desde Alpatró, la carretera CV-714, la cual tras cruzar la localidad nos devolverá a nuestro recorrido principal. Benissili es un pequeño enjambre de casas apiñadas en torno a la iglesia de Sant Pasqual, edificio delante del cual se extiende la pequeña plaza del pueblo.

Calle Iglesia, Benissili.

La CV-714, a pesar de su estrechez y trazado complicado, es una carretera que ofrece estupendas vistas del valle entre las terrazas de piedra seca que facilitan el desarrollo de la agricultura de secano. Estas laderas abancaladas también son una eficaz medida contra la erosión y la pérdida de suelo fértil ante episodios de fuertes lluvias tan frecuentes en esta zona, contribuyendo a la laminación de las escorrentías.

Tras visitar los siete núcleos de población que componen la Vall de Gallinera (en realidad habría que sumarles Llombai, despoblado hasta hace poco), la carretera se apresura a dejar el valle e introducirnos en la comarca del Comtat. Entramos al término de Planes, cuya población, que apenas supera los 830 habitantes, se reparte entre la cabecera municipal y las pedanías de Margarida, Benialfaquí y Catamarruch.

El caserío de Planes de la Baronía, dispuesto en gradas que ascienden hasta
la iglesia parroquial y el castillo levantado entre los siglos XII y XIII.

Planes se asienta sobre el cerro del Castillo.

Planes concentra su actividad económica en el sector primario, constituyendo la exportación de la cereza el principal de sus recursos, a los que modernamente se ha añadido el turismo aprovechando sus evidentes valores ambientales.

Desde Planes, y tras pasar por Benimarfull, enseguida llegamos a Muro d'Alcoi, localidad cercana a los diez mil habitantes situada en un importante eje interior de comunicaciones entre Valencia y Alicante, cuya actividad económica ya no sólo se centra en la agricultura, sino que es la industria la que juega el papel más destacado.

Agres, desde el Castillo.

Atravesando Muro de Alcoy nos dirigimos hacia Bocairent, pero antes aún pasaremos cerca de dos localidades, Agres y Alfafara, antiguamente unidas a Muro por el popular tren de vía estrecha, en funcionamiento hasta 1969 y que se prolongaba hasta Villena, Yecla, Jumilla y Cieza. Ambas poblaciones se disponen sobre las estribaciones de la Sierra de Mariola, y juntas apenas suman mil habitantes.

Fachada historicista de la parroquia de la Transfiguración,
en Alfafara.

Las dos poblaciones se encuadran dentro de la comarca del Comtat de Cocentaina, y comparten una economía basada en un sector primario conformado por pequeñas explotaciones agrícolas de secano, así como pequeñas industrias de transformación.

Una vez alcanzada la CV-81 en Bocairent, autonómica de primer orden que nos lleva directamente a Yecla, preferí decantarme por una ruta secundaria, la CV-655 que partiendo desde el Pou Clar de Ontinyent me llevaría hasta la A-31 a la altura de la prisión de Villena, pasando antes por Fontanars dels Alforins, en la provincia de Valencia.

Fontanars dels Alforins es una antigua aldea de Ontinyent, emancipada en 1926, poblada por poco más de mil habitantes cuya principal actividad se centra en la producción vinícola. El pueblo presenta un trazado ortogonal, de calles amplias, con una vía principal que conduce hasta la iglesia del Rosario.

Iglesia de la Virgen del Rosario (s. XIX).
(No entiendo por qué blogger saca la imagen con esta
calidad tan horrorosa)

En poco más de media hora estaría de regreso en casa después de haber aprovechado el día descubriendo el interior de la provincia de Alicante, en una primera toma de contacto más que interesante que abre la puerta a futuras excursiones en las que disfrutar con más calma todos las posibilidades culturales, naturales o gastronómicas que nos ofrecen estos territorios.

Hasta la próxima.


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